martes, 5 de octubre de 2010

Sumergirme en el Caos es una de las mejores cosas que me ha pasado. Cuando la oscuridad rodea mi cuerpo, y a mi cabeza vienen locuras, que se escaparon de una trinchera. Son como balas: rápidas, sueltas, sin sentido. Es entonces cuando más me gusta, y me pongo a desvariar.

"Los gatos negros que cruzan corriendo los tejados y roban carteras para comprar pan duro, se dirigen a las alcantarillas, donde les esperan las ratas. Juntos traman salir de allí, invadir el mundo de los perros..."

Y entonces parece que todo se calma...

"Y todos vivían en comunidad, lo compartían todo. Esa noche salieron de las alcantarillas y arañaron, mordieron a los perros, que, como siempre seguían un estúpido estricto código que ni ellos entendían, pero por el que se desvivían sin siquiera entenderlo..."

Pero no... Nunca acaba.

"Ese código que habían escrito unos seres superiores que nunca habían visto, que nunca verían, pero que formaban parte de la tradición, y que por tanto, tenían que defender si no querían ser unos traidores."

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